La Habana.- En la mañana del pasado lunes los esposos Heriberto Pons Ruiz y Caridad Ramírez Utria, junto a otros opositores y niños, celebraron la inauguración oficial de la biblioteca que está enclavada en el domicilio de ambos.
Este espacio cultural brinda servicios desde hace unos meses, en un entorno en el que los habitantes “reconocen y respetan la lucha contra la falta de libertades en Cuba”, recalcó Pons.
Asistieron al evento Hermógenes Inocencio Guerrero, Miguel López Santos, Yamilé Clapé Leandro, Dayersis González Capote, Damayanti González Capote, Gladys Capote Roque, Yosvanys Martínez Lemus, Martha Belkis Rodríguez, Idania Torres Rendón, Ernesto Rodríguez y seis infantes.
La Biblioteca Independiente Amistad Cuba-USA está ubicada en la calle Cisneros Betancourt No. 1294 e/ 3ra y Lindero, reparto Los Pinos, municipio Arroyo Naranjo, La Habana.
jueves, 10 de noviembre de 2011
martes, 8 de noviembre de 2011
jueves, 6 de octubre de 2011
«Capricho No. 1».
En la calle cuyo nombre sirve de título a este comentario, entre la Avenida de México (antes Cristina) y Vía Blanca, municipio Centro Habana, La Habana, está ubicada la que fuera una estación de policía antes de 1959, hoy el Departamento Nacional de Registro de Vehículos del Ministerio del Interior donde, entre otras cosas, se obtendrán los documentos oficiales que acreditan la propiedad de los vehículos de motor que existen en este pequeño país, un trámite inexcusable para la transmisión de la propiedad de esos bienes entre personas naturales cubanas.
¡Facilísimo! De acuerdo a lo establecido en el nuevo Decreto No. 292 del Consejo de Ministros, que entró en vigor el pasado 1 de octubre, todos los cubanos que posean un vehículo de motor en la isla tendrán que pasar alguna vez por esta dependencia. Pienso en este momento en los compatriotas del extremo este del país, ya que la entrega del referido documento demora 72 horas.
Ayer en la mañana en el citado departamento había un hervidero de personas. Allí existe un despacho con un Oficial de Información -quien aparentemente tiene otras muchas funciones- por cuya inflexible atención hay que esperar demasiado tiempo. Es notable que aunque todas estas «regulaciones» estaban anunciadas desde hace meses, aún en este momento las autoridades del Ministerio del Interior correspondientes no hayan contemplado incrementar el personal para atender las innumerables interrogantes que el proceso ha suscitado.
Lo primero que habría que señalar en relación al controvertido y anhelado Decreto es que patentiza que el Gobierno cubano ha estado violando flagrantemente -al menos durante los últimos treinta y cinco años- el Artículo 21 de la Constitución de la República. No obstante, María Esther Reus, la Ministra de Justicia, informó el pasado 30 de septiembre que este histórico hecho marca un punto de inflexión -el clásico y no pocas veces injusto borrón y cuenta nueva.
La tercera acepción que da el Diccionario de la Real Academia Española al vocablo flexible es «que no se sujeta a normas estrictas, a dogmas o a trabas». Acaso a esto se refiere el Decreto 292. Opino que, de acuerdo a lo visto ayer y conociendo todo lo que conocemos sobre el desenlace de las improvisaciones revolucionarias, detrás de la supuesta flexibilización se cuecen otros pasteles.
¡Facilísimo! De acuerdo a lo establecido en el nuevo Decreto No. 292 del Consejo de Ministros, que entró en vigor el pasado 1 de octubre, todos los cubanos que posean un vehículo de motor en la isla tendrán que pasar alguna vez por esta dependencia. Pienso en este momento en los compatriotas del extremo este del país, ya que la entrega del referido documento demora 72 horas.
Ayer en la mañana en el citado departamento había un hervidero de personas. Allí existe un despacho con un Oficial de Información -quien aparentemente tiene otras muchas funciones- por cuya inflexible atención hay que esperar demasiado tiempo. Es notable que aunque todas estas «regulaciones» estaban anunciadas desde hace meses, aún en este momento las autoridades del Ministerio del Interior correspondientes no hayan contemplado incrementar el personal para atender las innumerables interrogantes que el proceso ha suscitado.
Lo primero que habría que señalar en relación al controvertido y anhelado Decreto es que patentiza que el Gobierno cubano ha estado violando flagrantemente -al menos durante los últimos treinta y cinco años- el Artículo 21 de la Constitución de la República. No obstante, María Esther Reus, la Ministra de Justicia, informó el pasado 30 de septiembre que este histórico hecho marca un punto de inflexión -el clásico y no pocas veces injusto borrón y cuenta nueva.
La tercera acepción que da el Diccionario de la Real Academia Española al vocablo flexible es «que no se sujeta a normas estrictas, a dogmas o a trabas». Acaso a esto se refiere el Decreto 292. Opino que, de acuerdo a lo visto ayer y conociendo todo lo que conocemos sobre el desenlace de las improvisaciones revolucionarias, detrás de la supuesta flexibilización se cuecen otros pasteles.
martes, 4 de octubre de 2011
«Adolescencia en la UMAP».
El asesinato del Presidente Kennedy en el otoño de 1963 afectó la vida de muchos cubanos. Uno de ellos, el niño Roberto, enarboló en su casa en señal de luto una bandera cubana con un lazo negro. Esa sencilla demostración motivaría una despiadada venganza gubernamental.
«Solo tenía 16 años cuando fui llamado al Servicio Militar Obligatorio el día 16 de junio de 1965», empezó relatando mi vecino Roberto. Fue citado para presentarse en el antiguo Cuartel de la Guardia Rural del Quinto Distrito, ubicado en el actual municipio Arroyo Naranjo. De allí, los trasladaron hacia la provincia de Camagüey, a una de las recién creadas Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), enclavada en la finca La Eduviges, cerca del central azucarero Venezuela.
El 14 de febrero de 1966 lo capturaron en su casa porque había «desertado» tras unos días de permiso. «Fui conducido con otros mas para el antiguo Palacio Presidencial. Ahí estuvimos unas horas. Después, nos llevaron para La Cabaña. Estuve en una galera durmiendo en el suelo sin nada y pasando frio, la comida malísima (…) el baño era una lata de chorizo de agua por persona, con eso nos teníamos que bañar. A la hora de dormir éramos tantos que dormíamos pegados unos con otros».
Pasados unos meses fue trasladado nuevamente hacia Camagüey. En el correccional Luis Ramírez López le enjuiciaron y condenaron a cinco años. Más tarde, estuvo en un lugar nombrado Anguila y al tiempo en otro, cerca del central azucarero Lugareño, donde cortó caña de azúcar y marabú. Allí, un día varios reclutas regresaban de una fiesta popular y fueron baleados por elementos de la guarnición. Uno fue herido en un muslo y el otro en la ingle, quedando impotente, recuerda Roberto.
Trasladados hacia el vivac de Camagüey, luego fueron encerrados en una cárcel provincial. Después, lo condujeron hacia el Castillo del Príncipe, en La Habana. Pasados unos meses fue uno de los 1500 presos enviados en el mes de diciembre de 1967al centro de reeducación Las Margaritas, ubicado en Manatí, entonces provincia de Oriente, donde estalló una revuelta por el agotador trabajo y los tratos infrahumanos. El incidente, según Roberto, dejó un saldo de varios muertos y heridos entre reclusos y guardianes.
Conducido otra vez hacia el Castillo del Príncipe, recibió permiso para descansar tres días junto a su familia. Fue enviado a la granja Bello Indio, ubicada en Güines, en la actual provincia Mayabeque, donde recibió la libertad y fue desmovilizado del ejército por un decreto del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el 8 de noviembre de 1968.
«Yo era un niño y mi juventud la perdí gracias a las leyes de mi país». Así termina el testimonio de mi viejo amigo. El gobierno cubano niega que existieran en la isla campos de trabajos del tipo estalinistas.
«Solo tenía 16 años cuando fui llamado al Servicio Militar Obligatorio el día 16 de junio de 1965», empezó relatando mi vecino Roberto. Fue citado para presentarse en el antiguo Cuartel de la Guardia Rural del Quinto Distrito, ubicado en el actual municipio Arroyo Naranjo. De allí, los trasladaron hacia la provincia de Camagüey, a una de las recién creadas Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), enclavada en la finca La Eduviges, cerca del central azucarero Venezuela.
El 14 de febrero de 1966 lo capturaron en su casa porque había «desertado» tras unos días de permiso. «Fui conducido con otros mas para el antiguo Palacio Presidencial. Ahí estuvimos unas horas. Después, nos llevaron para La Cabaña. Estuve en una galera durmiendo en el suelo sin nada y pasando frio, la comida malísima (…) el baño era una lata de chorizo de agua por persona, con eso nos teníamos que bañar. A la hora de dormir éramos tantos que dormíamos pegados unos con otros».
Pasados unos meses fue trasladado nuevamente hacia Camagüey. En el correccional Luis Ramírez López le enjuiciaron y condenaron a cinco años. Más tarde, estuvo en un lugar nombrado Anguila y al tiempo en otro, cerca del central azucarero Lugareño, donde cortó caña de azúcar y marabú. Allí, un día varios reclutas regresaban de una fiesta popular y fueron baleados por elementos de la guarnición. Uno fue herido en un muslo y el otro en la ingle, quedando impotente, recuerda Roberto.
Trasladados hacia el vivac de Camagüey, luego fueron encerrados en una cárcel provincial. Después, lo condujeron hacia el Castillo del Príncipe, en La Habana. Pasados unos meses fue uno de los 1500 presos enviados en el mes de diciembre de 1967al centro de reeducación Las Margaritas, ubicado en Manatí, entonces provincia de Oriente, donde estalló una revuelta por el agotador trabajo y los tratos infrahumanos. El incidente, según Roberto, dejó un saldo de varios muertos y heridos entre reclusos y guardianes.
Conducido otra vez hacia el Castillo del Príncipe, recibió permiso para descansar tres días junto a su familia. Fue enviado a la granja Bello Indio, ubicada en Güines, en la actual provincia Mayabeque, donde recibió la libertad y fue desmovilizado del ejército por un decreto del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el 8 de noviembre de 1968.
«Yo era un niño y mi juventud la perdí gracias a las leyes de mi país». Así termina el testimonio de mi viejo amigo. El gobierno cubano niega que existieran en la isla campos de trabajos del tipo estalinistas.
martes, 13 de septiembre de 2011
«Cuba.La inocencia de los asesinos y la complicidad internacional».
El gobierno cubano miente descaradamente porque, entre otras cuestiones, los influyentes comunistas que están representados en los democráticos parlamentos de América Latina y Europa le apoyan abiertamente con el manido argumento de que es un país agredido.
Al régimen castrista se le ocurrió la idea de indignarse nuevamente por las recientes denuncias publicadas en varios medios internacionales sobre los atropellos que ha perpetrado contra las Damas de Blanco y los opositores de Santiago de Cuba, fundamentalmente, ocurridos durante el último mes, y realizó un material audiovisual al estilo de siempre, el que exhibió ayer en el autodenominado Noticiero Estelar de Televisión, en horas de la noche, temeroso porque ocurran en la isla sucesos como los del norte de África.
Amnistía Internacional ha pedido dos veces a La Habana en estos días que cese la represión contra las indefensas mujeres que exigen la libertad de todos los prisioneros políticos en Cuba. Recordemos que hasta hace un año el régimen no los reconocía como tal y que gracias al gobierno español y a la iglesia católica fueron liberados y expatriados mas de cien junto a sus familiares.
¿Por qué si existen tantas contundentes pruebas de represión y acciones violentas contra los opositores en la isla, testimonios escritos y gráficos salidos de Cuba en las personas de las propias víctimas o a través de los periodistas de agencias internacionales acreditadas y de los independientes que están diseminados por toda nuestra geografía, el régimen cubano aún miente? O acaso también es una patraña que le hayan retirado al corresponsal del diario El País en La Habana, Mauricio Vicent, la acreditación para trabajar porque durante veinte años realizó parte de esos reportes que, según dicen, son mentiras.
Ayer un santiaguero residente en mi barrio me dijo que recibió noticias desde Palma Soriano y que «allí todo el mundo es de los derechos humanos» (disidentes), en referencia a las posiciones que han ido asumiendo gradualmente los pobladores de esa localidad del este del país, ante las dificultades de todo tipo que soportan desde hace años y por la falta de respuestas del envejecido gobierno de Raúl Castro. Esta información la corrobora el hecho de que hasta la logia «José Martí» de aquella zona es considerada rebelde, al estar separada de la Gran Logia de Cuba desde el año 2007.
Por eso enviaron allí a las tropas antimotines, como antes el régimen las utilizara en una escuela ubicada en la provincia Matanzas, para sofocar el amotinamiento de estudiantes de medicina pakistaníes. Para dar escarmientos ejemplarizantes.
Que bien, porque de haber ocurrido estas demostraciones populares hace ocho años atrás probablemente hubieran sido fusilados unos cuantos. No obstante, en el mundo existirían quienes felicitaran por su cumpleaños y desearan larga vida al sátrapa. Cuestiones de la democracia que no se sostienen en una discusión seria.
Al régimen castrista se le ocurrió la idea de indignarse nuevamente por las recientes denuncias publicadas en varios medios internacionales sobre los atropellos que ha perpetrado contra las Damas de Blanco y los opositores de Santiago de Cuba, fundamentalmente, ocurridos durante el último mes, y realizó un material audiovisual al estilo de siempre, el que exhibió ayer en el autodenominado Noticiero Estelar de Televisión, en horas de la noche, temeroso porque ocurran en la isla sucesos como los del norte de África.
Amnistía Internacional ha pedido dos veces a La Habana en estos días que cese la represión contra las indefensas mujeres que exigen la libertad de todos los prisioneros políticos en Cuba. Recordemos que hasta hace un año el régimen no los reconocía como tal y que gracias al gobierno español y a la iglesia católica fueron liberados y expatriados mas de cien junto a sus familiares.
¿Por qué si existen tantas contundentes pruebas de represión y acciones violentas contra los opositores en la isla, testimonios escritos y gráficos salidos de Cuba en las personas de las propias víctimas o a través de los periodistas de agencias internacionales acreditadas y de los independientes que están diseminados por toda nuestra geografía, el régimen cubano aún miente? O acaso también es una patraña que le hayan retirado al corresponsal del diario El País en La Habana, Mauricio Vicent, la acreditación para trabajar porque durante veinte años realizó parte de esos reportes que, según dicen, son mentiras.
Ayer un santiaguero residente en mi barrio me dijo que recibió noticias desde Palma Soriano y que «allí todo el mundo es de los derechos humanos» (disidentes), en referencia a las posiciones que han ido asumiendo gradualmente los pobladores de esa localidad del este del país, ante las dificultades de todo tipo que soportan desde hace años y por la falta de respuestas del envejecido gobierno de Raúl Castro. Esta información la corrobora el hecho de que hasta la logia «José Martí» de aquella zona es considerada rebelde, al estar separada de la Gran Logia de Cuba desde el año 2007.
Por eso enviaron allí a las tropas antimotines, como antes el régimen las utilizara en una escuela ubicada en la provincia Matanzas, para sofocar el amotinamiento de estudiantes de medicina pakistaníes. Para dar escarmientos ejemplarizantes.
Que bien, porque de haber ocurrido estas demostraciones populares hace ocho años atrás probablemente hubieran sido fusilados unos cuantos. No obstante, en el mundo existirían quienes felicitaran por su cumpleaños y desearan larga vida al sátrapa. Cuestiones de la democracia que no se sostienen en una discusión seria.
martes, 6 de septiembre de 2011
«El artista Pablo».
En sus presentaciones el cantautor Pablo Milanés parece otra persona. Descolla humildad y respeto por quienes le observan. Personalmente me decepcionó la tarde en que caminaba delante de mi, hace unos meses, al salir de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, momento en el que probablemente recibiera la visa para entrar en el territorio de ese gran país. La pelma y otras esencias que intuí en aquella ocasión no engañan.
Algunas de las declaraciones hechas por el popular creador en torno al primer concierto que ofreció hace unos días en Miami, contemplado en el proyecto de intercambio Pueblo a Pueblo, fueron desafortunadas. Expresar que no obstante a todo está de acuerdo con Fidel Castro debería bastarnos. Lo que pasa es que los cubanos, en sentido general, estamos seriamente afectados idiosincrática, cultural y políticamente -agravados gracias a los desvelos del Arquetipo de «Pablito»- y no aprendemos de una buena vez a lidiar con los retos que entrañan la vida moderna y a soslayar ciertas nimiedades.
Aquí no vale ahora adentrarse en los detalles sobre la indiscutible calidad artística del trovador, las que movieron a miles de personas desafiar a los desacordes extremistas miamenses y asistieron al histórico recital que, cabe decir, en la consumación de nuestro bienestar solo aporta puro efecto mediático. A Pablo si le vino bien todo esa algazara. En definitiva llegó, cantó y resolvió lo suyo, con todo el derecho que le confiere el amor al «arte» y por voluntad del Señor en cuyo nombre el intérprete se atreve hasta juzgar.
Muy mal parada, en mi opinión, terminó la imagen del «querido Pablo» con la aparición de su inelegante reflexión (carta abierta) en respuesta al periodista cubano Edmundo García, en la que confesó con madurez de Jeque –sentado a la entrada de su tienda, viendo pasar los cadáveres de sus enemigos- que las discrepancias que tiene con el gobierno y sistema cubanos «no implica que esté en desacuerdo con Fidel», entre otras candideces salidas por impulso desde lo insondable.
El ser humano Pablo Milanés pecó otra vez pero el artista comprometido estuvo a la altura de sus ídolos y admiradores, quienes, matizando, le han divinizado. Nada que ver con los más genuinos anhelos de la nación cubana.
Algunas de las declaraciones hechas por el popular creador en torno al primer concierto que ofreció hace unos días en Miami, contemplado en el proyecto de intercambio Pueblo a Pueblo, fueron desafortunadas. Expresar que no obstante a todo está de acuerdo con Fidel Castro debería bastarnos. Lo que pasa es que los cubanos, en sentido general, estamos seriamente afectados idiosincrática, cultural y políticamente -agravados gracias a los desvelos del Arquetipo de «Pablito»- y no aprendemos de una buena vez a lidiar con los retos que entrañan la vida moderna y a soslayar ciertas nimiedades.
Aquí no vale ahora adentrarse en los detalles sobre la indiscutible calidad artística del trovador, las que movieron a miles de personas desafiar a los desacordes extremistas miamenses y asistieron al histórico recital que, cabe decir, en la consumación de nuestro bienestar solo aporta puro efecto mediático. A Pablo si le vino bien todo esa algazara. En definitiva llegó, cantó y resolvió lo suyo, con todo el derecho que le confiere el amor al «arte» y por voluntad del Señor en cuyo nombre el intérprete se atreve hasta juzgar.
Muy mal parada, en mi opinión, terminó la imagen del «querido Pablo» con la aparición de su inelegante reflexión (carta abierta) en respuesta al periodista cubano Edmundo García, en la que confesó con madurez de Jeque –sentado a la entrada de su tienda, viendo pasar los cadáveres de sus enemigos- que las discrepancias que tiene con el gobierno y sistema cubanos «no implica que esté en desacuerdo con Fidel», entre otras candideces salidas por impulso desde lo insondable.
El ser humano Pablo Milanés pecó otra vez pero el artista comprometido estuvo a la altura de sus ídolos y admiradores, quienes, matizando, le han divinizado. Nada que ver con los más genuinos anhelos de la nación cubana.
martes, 2 de agosto de 2011
«Cuba. La beldad de la violencia».
La guapería llegó a nuestra América con los conquistadores españoles. Tomado del vocablo latino vappa,que significa también hombre vil y vagabundo,los guapos en moda son los que sobran en la geografía de la Cuba contemporánea.
Las concentraciones urbanas traen como consecuencia el incremento de la delincuencia. En el Toledo y la Sevilla de mediados del siglo XV español operaron organizaciones delincuenciales tales como la mítica Garduña, que se arguye originaría la Camorra italiana, en las que los guapos tenían funciones de sicarios. No obstante, se estima que para el año 1300 bandidos que pululaban en las montañas españolas llegarían a la península itálica.
En Cuba hubo negros curros, como popularmente se designa a los de Andalucía. Aquellos libertos criollos dados a las pendencias, junto a los esclavos recién liberados, se hacinarían en los inoperantes barracones, prototipos estos de los horrorosos solares, cuarterías y ciudadelas, originarias a su vez de los barrios marginados que perduran en la isla.
Los mayores nos contaban que un solo policía de la tiranía de Fulgencio Batista controlaba cualquier suburbio de La Habana, ante cuya autoridad no había espacio para la guapería. Después de 1959 han existido y aún existen sectores en los que la Policía Nacional Revolucionaria no se aventura por temor o desidia.
El periférico municipio capitalino Arroyo Naranjo es, en ese ámbito, de lo peor en el país, superado por el también metropolitano municipio 10 de Octubre, el más densamente poblado de Cuba. Los repartos Mantilla, Fraternidad, Párraga, La Güinera, El Rosario, Vieja Linda, Los Pinos y Poey son los más graves en cuanto a hechos delictivos se refiere. El matonismo, otra de las consecuencias derivadas de la exclusión que sufren estos escenarios, está intrínsecamente asociada a la drogadicción, el alcoholismo y a la práctica de ritos afrocubanos como el Abakuá.
En una ocasión cuestioné a un primo, que dice ser guapo, el por qué apenas existen ñáñigos (abakuá) anticastristas o disidentes. La respuesta que obtuve fue una rotunda evasiva. Viene al caso exponer que en otro momento, estando de viaje en un atestado camello (legendario metrobus), un anciano le espetó sin temor a un joven abusón que no la emprendiera contra él, sino contra quienes le sustentaban con apenas siete libras de arroz despachadas por la libreta de racionamiento, una jocosa alusión al gobierno que motivó risas entre los pasajeros.
La marginalidad en Cuba se ha incrementado en los últimos cincuenta años. Se infiere entonces que pobreza y marginalidad no son efectos exclusivos del capitalismo salvaje. Los repartos arroyenses previamente señalados, hay que aclarar, están poblados actualmente, en buena medida, por personas venidas de todas partes de Cuba, fundamentalmente del extremo este, buscando mejores oportunidades de vida. El estribillo de una popular guaracha oriental dice /Se acabaron los guapos en Yateras/, una localidad guantanamera caracterizada por la violencia social al igual que la villareña (villaclareña) Sagua La Grande.
Cual práctica siniestra relacionada con la «guapería», en Arroyo Naranjo ha aparecido la que llaman «corrida de toros», que consiste en la persecución y agresión, fundamentalmente con armas blancas, hasta matar a cualquiera que se atraviese en el camino de grupos de maleantes salidos a las calles con tal propósito, según narraron vecinos de Los Pinos, donde hace casi un mes fuera ultimado salvajemente un joven a manos de tres adolescentes.
El triunfo de la Revolución no logró el mejoramiento de la disuelta sociedad cubana. En 1980 el régimen intentó purificar el país comprometiendo el cuasi familiar puente marítimo Mariel-Florida con la inclusión forzosa de cientos de forajidos sacados involuntariamente de las cárceles. Se impone, en estos tiempos, la creación intramuros de resquicios que lleven a la erradicación de políticas y conductas bárbaras. Pasados cincuenta años todavía hay mucho que hacer.
Las concentraciones urbanas traen como consecuencia el incremento de la delincuencia. En el Toledo y la Sevilla de mediados del siglo XV español operaron organizaciones delincuenciales tales como la mítica Garduña, que se arguye originaría la Camorra italiana, en las que los guapos tenían funciones de sicarios. No obstante, se estima que para el año 1300 bandidos que pululaban en las montañas españolas llegarían a la península itálica.
En Cuba hubo negros curros, como popularmente se designa a los de Andalucía. Aquellos libertos criollos dados a las pendencias, junto a los esclavos recién liberados, se hacinarían en los inoperantes barracones, prototipos estos de los horrorosos solares, cuarterías y ciudadelas, originarias a su vez de los barrios marginados que perduran en la isla.
Los mayores nos contaban que un solo policía de la tiranía de Fulgencio Batista controlaba cualquier suburbio de La Habana, ante cuya autoridad no había espacio para la guapería. Después de 1959 han existido y aún existen sectores en los que la Policía Nacional Revolucionaria no se aventura por temor o desidia.
El periférico municipio capitalino Arroyo Naranjo es, en ese ámbito, de lo peor en el país, superado por el también metropolitano municipio 10 de Octubre, el más densamente poblado de Cuba. Los repartos Mantilla, Fraternidad, Párraga, La Güinera, El Rosario, Vieja Linda, Los Pinos y Poey son los más graves en cuanto a hechos delictivos se refiere. El matonismo, otra de las consecuencias derivadas de la exclusión que sufren estos escenarios, está intrínsecamente asociada a la drogadicción, el alcoholismo y a la práctica de ritos afrocubanos como el Abakuá.
En una ocasión cuestioné a un primo, que dice ser guapo, el por qué apenas existen ñáñigos (abakuá) anticastristas o disidentes. La respuesta que obtuve fue una rotunda evasiva. Viene al caso exponer que en otro momento, estando de viaje en un atestado camello (legendario metrobus), un anciano le espetó sin temor a un joven abusón que no la emprendiera contra él, sino contra quienes le sustentaban con apenas siete libras de arroz despachadas por la libreta de racionamiento, una jocosa alusión al gobierno que motivó risas entre los pasajeros.
La marginalidad en Cuba se ha incrementado en los últimos cincuenta años. Se infiere entonces que pobreza y marginalidad no son efectos exclusivos del capitalismo salvaje. Los repartos arroyenses previamente señalados, hay que aclarar, están poblados actualmente, en buena medida, por personas venidas de todas partes de Cuba, fundamentalmente del extremo este, buscando mejores oportunidades de vida. El estribillo de una popular guaracha oriental dice /Se acabaron los guapos en Yateras/, una localidad guantanamera caracterizada por la violencia social al igual que la villareña (villaclareña) Sagua La Grande.
Cual práctica siniestra relacionada con la «guapería», en Arroyo Naranjo ha aparecido la que llaman «corrida de toros», que consiste en la persecución y agresión, fundamentalmente con armas blancas, hasta matar a cualquiera que se atraviese en el camino de grupos de maleantes salidos a las calles con tal propósito, según narraron vecinos de Los Pinos, donde hace casi un mes fuera ultimado salvajemente un joven a manos de tres adolescentes.
El triunfo de la Revolución no logró el mejoramiento de la disuelta sociedad cubana. En 1980 el régimen intentó purificar el país comprometiendo el cuasi familiar puente marítimo Mariel-Florida con la inclusión forzosa de cientos de forajidos sacados involuntariamente de las cárceles. Se impone, en estos tiempos, la creación intramuros de resquicios que lleven a la erradicación de políticas y conductas bárbaras. Pasados cincuenta años todavía hay mucho que hacer.
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