jueves, 23 de septiembre de 2010

«Cuba. El diálogo y la reconciliación en el horizonte». Por Juan Mario Rodríguez.

La reconciliación asociada al caso cubano es un objetivo de impredecible pronóstico. La Iglesia católica, desde su preponderante posición mediadora entre el régimen y las Damas de Blanco y la oposición pacífica, llama en este crítico momento a todas las partes a la comunión necesaria a través del encuentro y el diálogo.

Concuerdo en que es imposible dar la mano a quien te ofrece el puño. La actual coyuntura nacional impide que haya una verdadera reconciliación. No es pesimismo. La comunicación directa entre el régimen y los marginados demócratas de dentro es una barrera infranqueable sólidamente preservada por el primero. Por otra parte, el ambiente apropiado para testimoniar esa esperanza hay que crearlo y, hasta el momento, no se vislumbra su imprescindible realización.

No dudaría que la mayoría de los demócratas cubanos, en un acto de expresa benevolencia, estarían dispuestos a perdonar y a reconciliarse con los hermanos Castro y demás miembros de la nomenclatura. Lo que seguramente casi ninguno estaría dispuesto a hacer es pactar con el actual Presidente ni con el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.

La animadversión de los que mandan en esta isla es insoslayable. Ejemplos recientes sobran a modo de argumento: La burda manipulación mediática nacional por la muerte de Orlando Zapata Tamayo, la escueta nota en los medios locales que informó sobre el primer traslado de prisioneros de la Causa de los 75, emitida por el arzobispado de La Habana; los atropellos a la Dama de Blanco Reina Luisa Tamayo en Banes y la reciente conducta impropia del embajador cubano en España al ofender públicamente a los prisioneros desterrados en la península.

La celebración por las liberaciones de los prisioneros de la Causa de los 75 no debe entorpecer el empeño de que sean liberados todos los prisioneros políticos y de que en Cuba los ciudadanos gocen de todos los derechos inherentes a la persona humana. El régimen cubano no solo no da señales directas, sino que las que envía a través de segundos -tenues, involuntarias, condicionadas- distan de ser una invitación sincera. Definitivamente no son precisamente los demócratas cubanos quienes mas tienen que esforzarse por demostrar voluntad para el diálogo y la reconciliación nacional.

«Abusiva intervención policial». Por Juan Mario Rodríguez.

La despedida del verano 2010 para Miguel Sánchez Camejo no pudo ser más aciaga. El excesivo uso de la fuerza por parte de un agente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) le ocasionó una herida que pudo ser mortal, en opinión de la doctora que le brindó los primeros auxilios en el policlínico de Guanabo, ubicado en el municipio capitalino Habana del Este, lesión que finalmente necesitó sutura de unos veinte puntos.

Según Sánchez, el domingo 22 de agosto de 2010, en horas de la tarde, se encontraba sentado a unos cincuenta metros de la orilla de la playa cercana al hotel Marazul, cuidando a unos infantes que jugaban en la arena. De repente dos bandos de jóvenes se liaron a golpes y pedradas. En principio el tomó a los niños y huyó de la escena, pero se percató de que a uno de sus amigos acompañantes le habían propinado una pedrada y continuaba siendo agredido por varios desconocidos.
Sánchez dice que mientras auxiliaba a su amigo sintió un fuerte golpe en la cabeza, dado por alguien que estaba a su espalda. Cayó sangrando al suelo y la persona, a la que no podía identificar, anonadado como estaba, lo tomó por el cuello y lo levantó bruscamente conduciéndolo hacia un camión jaula de la policía. Al rato fue trasladado hacia el citado policlínico y posteriormente hacia el hospital Calixto García.
En el policlínico de Guanabo la doctora expidió un certificado que, explicaron Sánchez y su esposa Marianelis Vera Montesino, la policía desestimó para validar el expedido -a petición- por un médico residente latinoamericano que realizó la sutura y el protocolo en el Calixto García. Posteriormente fue conducido hacia la unidad de instrucción penal de Alamar, ubicada en el reparto homónimo, donde permaneció detenido por cuatro días.
Según los esposos, un primer oficial de la unidad de la PNR de Guanabo expresó visiblemente molesto su desacuerdo por la gestión hecha por los agentes que utilizaron un auto de la policía y combustible para trasladarse arbitrariamente de un municipio a otro.
A Miguel Sánchez Camejo lo están procesando acusado de atentado, según opinó, como represalia por intentar acusar al policía por la severa lesión que este le infligió con la macana. Según la víctima, el agente dijo en principio que fue lastimado en una pierna pero en el acta oficial consta que recibió un golpe en un labio.
La declaración obtenida por este reportero de los testigos Reinaldo Morales Hernández, Adonis Jauma Pedroso, el chofer Enrique Rodríguez González y la joven embarazada Dianelis Figueroa Moya es coincidente. Ellos dijeron que alertaron al policía de que Sánchez no estaba involucrado en la riña tumultuaria y que fueron amenazados con ser golpeados también.
Una vez aplacada la riña el resto de los acompañantes de Sánchez abordaron el camión en el que regresarían a sus casas. Apenas el vehículo anduvo unos metros, declaró el chofer, un enjambre de policías los interceptó, se subieron al camión y bajaron a todos los pasajeros golpeándolos. A Dianelis cinco mujeres policías la golpearon porque manifestó que estaban cometiendo un abuso. A un rastafari lo esposaron y más de diez policías se ensañaron, cacheteándolo y tirando de su cabello con la aprobación de un alto oficial vestido de civil, dijo Jauma.
Ningún medio informativo de la isla divulgó los hechos. Los testigos afirmaron que a un joven que prefiere el anonimato un policía lo golpeó con la cámara fotográfica con que filmó lo ocurrido, que le rompieron el equipo y destruyeron la tarjeta de memoria. La PNR no ofrece información a la prensa sobre los casos que atiende.

martes, 21 de septiembre de 2010

«Cuba. El embargo de EE.UU. y la desfachatez comunista». Por Juan Mario Rodríguez.

El informe sobre el embargo económico de los Estados Unidos a Cuba presentado el pasado miércoles por el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, expone que los daños directos al pueblo cubano ocasionados por esa política ascienden a más de 751.000 millones de dólares. El documento, que será sometido a debate en la Asamblea General de la ONU, culpa a los Estados Unidos del desastre económico acaecido en la isla.

Los países miembros de la ONU deberían recordar también que el nombre de la pequeña Cuba, por voluntad gubernamental, se involucró en guerras de África, Asia y América Latina, movilizando a cientos de miles de soldados a un costo incalculable. También, que esa bloqueada ínsula le regaló a Nicaragua y a Bolivia centrales azucareros y hospitales (llave en mano) respectivamente. ¡Todo por la solidaridad y el internacionalismo!

Quien no recuerda que Cuba dilapidó el subsidio de la extinta Unión Soviética equivalente a cuatro veces el Plan Marshall, que organizó en 1978 el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, cuya clausura fue una verdadera bacanal en el capitalino Parque Lenin, o que también fue sede de los Juegos Panamericanos de 1991, por señalar algunos de los eventos de mas trascendencia ocurridos en el país.

En la actualidad, en medio de la crisis económica global, de los efectos causados por los azotes de dos huracanes en el 2008 y de las cosméticas transformaciones del modelo económico que no funciona ni siquiera para nosotros, como dijera el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Fidel Castro, acciones que incluyen el despido masivo de más de un millón de trabajadores y la parcial liberación del trabajo por cuenta propia, el gobierno cubano no ha anunciado si habrá reducción de personal en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y en el Ministerio del Interior (MININT).

Las FAR continúan movilizando a sus reservistas y ejecutando grandes ejercicios militares (Bastión) en el territorio nacional. Por su parte, el MININT ha gastado cuantiosas sumas en la compra de medios, incluyendo los vehículos para la policía y la seguridad del estado, está remodelando –al menos en la capital- las unidades de la Policía Nacional Revolucionaria y premia con vacaciones pagadas a sus mejores hombres. Recordemos que el gobernante Raúl Castro censuró públicamente el 27 de diciembre del 2008 las prebendas y las «gratuidades indebidas» alentado por una supuesta proyección de austeridad institucional.

El embargo económico estadounidense a la isla no ha dificultado que, fundamentalmente, el régimen cubano haya materializado muchas de sus fantasías antinortemericanas. Los montos que suponen, por ejemplo, la costosa publicación en estos difíciles momentos del texto de Fidel Castro La victoria estratégica y la contraproducente reproducción de el en el diario Granma son, sin dudas, daños que no han sido ni serán contabilizados.

jueves, 9 de septiembre de 2010

«Cuba. El fracaso de la intermediación estatal». Por Juan Mario Rodríguez.

En contra de las prerrogativas y acciones del Estado pesan argumentos variados. Al hecho de que se le considere un pésimo administrador hay que añadir -al menos por lo que ocurre en Cuba- la condición superlativa de ineficiente intermediario. Ineficiente en sentido general.
En el plano nacional se supone que el Estado debe proporcionar al pueblo un ambiente de legalidad y de orden para su propio desarrollo social. En Cuba no sucede esto en la práctica diaria. Aquí las orientaciones de los que mandan están dirigidas hacia la consecución de determinados objetivos y las respuestas de los supuestos cumplidores van por diferentes vías.
Soy vecino de una oficina que es dependencia del Ministerio de la Agricultura, la que se dedica a proveer mercados, escuelas y hospitales con las cosechas de las diferentes cooperativas del municipio Arroyo Naranjo. Yo he visto, entre otras muchas barbaridades, un cargamento de mangos bien verdes listo para ser colocado en alguno de los destinos antes mencionados.


El improvisado almacen.

Los intermediarios estatales reciben de los campesinos la información de lo que cosecharán. Al ser informados rentan a empresas del Estado los vehículos para cargar los productos. Después de realizada la planificada operación, muchas veces acopian el producto en la citada oficina, para posteriormente volver a cargar y distribuir en los diferentes destinos. Hasta ahí funciona todo al no sé cuanto porciento: el campesino cumple como debía el plan de producción y la dependencia su plan de distribución. Si alguien compró los inmadurables mangos, o no, es otra historia. Los gastos por transportación y salarios de los empleados probablemente no se recuperarán.
El simple análisis de la situación económica nacional actual puede conducir a fatales desenlaces, un marco crítico en el que no se debe ni puede descartar, por ejemplo, el suicidio. Especialistas estiman que la isla importa el doble de lo que obtiene por concepto de exportación. Hoy trascendió que Fidel Castro dijo que el sistema no funciona.
El Estado no debe interferir en la explotación de la tierra con fines sociales. Los campesinos no necesitan que se les instruya sobre lo que deben producir ni como hacerlo. La oferta y la demanda debe ser la única relación que exista entre los productores y los consumidores. El Estado cubano no aprende esa lección.

martes, 7 de septiembre de 2010

«Cuba.Entre La Habana y Matanzas».Por Juan Mario Rodríguez.


Tropas de Matanzas compuestas por elementos desmovilizados del Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas Revolucionarias están listas desde hace unos meses para repeler manifestaciones antigubernamentales en la capital. Los despidos masivos de trabajadores, los bajos salarios, los altos precios de los alimentos y la imposibilidad de producirlos en la urbe son las condiciones que propician el surgimiento de un estallido social.

En la provincia de Matanzas la producción de arroz está dando excelentes dividendos en momentos en que el Estado le está comprando a los productores privados todo el grano a 150 pesos el quintal, según datos ofrecidos por campesinos del CAI Arrocero Sur. En Ciudad de La Habana, sin embargo, este producto aparece en el mercado subterráneo a diez pesos la libra y en las tiendas recaudadoras de divisas a casi 2 CUC (peso convertible) el kilogramo.

La Policía Nacional Revolucionaria detecta diariamente en todo el país a cientos de personas que intentan mover de un lugar a otro mercancías para comercializarlas ilegalmente. El destino principal, no obstante, es la capital. El protocolo incluye el decomiso de los productos y la imposición de multas impagables, para mayor afectación. Nadie sabe con certeza a donde van a parar tantas mercancías.

El Estado está imposibilitado para hacer llegar a todos los cubanos productos tales como leche, queso, pescados, mariscos, carne de res, cítricos, etc. En el Noticiero de Televisión exhibieron hace unos días un reportaje en el que productores del poblado habanero Alquízar demostraron su inconformidad por la ineficiencia estatal para trasladar a los mercados los plátanos y boniatos cosechados.

Comenzó el curso escolar y el Ministro de Educación Superior ratificó ayer que la universidad no es para los más capaces, sino para los revolucionarios. El Ministerio de la Agricultura no acaba de desarticular el inmenso entramado burocrático que posee. Ya estamos viendo los resultados agrícolas en la isla. La represión de las masas, eso si, está garantizada. Hay cerebro y músculos para ello.

jueves, 2 de septiembre de 2010

«Ocurrió en el solar de los inocentes». Por Juan Mario Rodríguez.

El pasado lunes fue publicada una entrevista concedida por Fidel Castro al diario La Jornada, en la que el dictador cubano se responsabilizó por la criminal persecución y concentración forzada en campos de trabajo de centenares de homosexuales en la década del sesenta. Las tristemente célebres Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) se encargaron a partir de 1965 de marcar para siempre con sangre y fuego a un sector de la sociedad cubana que la Revolución marginó siguiendo las mas estrictas ideas comunistas.

Según el diario mexicano, Castro no manifestó arrepentimiento alguno por aquellos hechos terribles y tampoco pidió, como se espera, el perdón de las víctimas y familiares. Solamente se justificó de la manera en que también podrían haberlo hecho Adolfo Hitler, José Stalin, Mao Sedong o Augusto Pinochet respecto a los momentos en que les tocó vivir a cada uno.

La irremisible culpabilidad asumida por el comandante, no obstante, excluye a los opositores políticos, a los llamados desafectos (disidentes) y fieles religiosos que también sufrieron durante casi tres años en el infierno que supuestamente moldearía a las “lacras” sociales en el hombre nuevo del futuro en Cuba.

La personalidad antisocial de Fidel Castro, agravada por estrés post traumático, le aleja de un criterio serio y de responsabilidad objetiva para asumir todos los crímenes cometidos por el régimen. Los encarcelamientos y fusilamientos, la compulsión al éxodo masivo sufrida por los cubanos a partir de 1959, tendrán que surgir más temprano que tarde como lo que fueron y serán siempre: injusticias tremendas. ¿Acaso los demás culpables de la nomenkalatura se someterán a la extrema asunción?