La reflexión de Fidel Castro Ruz de abril 6 de 2009, 2 y 30 p.m., publicada ayer en el diario Granma, es, en suma, reveladora y sorprendente. Lo primero, porque el mundo puede apreciar la gran distancia existente entre el pueblo cubano «que sabe leer y escribir» y la información, y lo segundo, porque tras escucharle durante 50 años los calificativos más injuriosos sobre los Estados Unidos leímos y oímos en ésta, plasmada de manera sutil, la supuesta intención gubernamental de “ayudar” al presidente Barack Obama a cambiar la política de los Estados Unidos hacia Cuba.
Qué tipo de ayuda puede esperarse de quien, tras una máscara de demócrata, oculta sendos colmillos que dentellean sin escrúpulos a los defensores de los derechos humanos en la isla y, también, a quienes, desde posiciones de poder, piensan de manera ingenua que pueden eclipsar totalmente su ya difusa imagen para encauzar a Cuba en la senda trazada por la nueva era.
Gracias a Castro, fuente inagotable, conocimos un poco sobre el «Caucus Negro Congresional (CBC) que, en la práctica, ha funcionado como parte del ala más progresista del Partido Demócrata» de los Estados Unidos de América, presentados por el máximo líder como una suerte de Shichi-fuku-jin (Siete Dioses de la Buena Suerte) japoneses. Otras posibilidades, como la Internet, a pesar de lo aprendido, son sumamente inextricables para los cubanos.
Qué puede esperarse de quien habla de Cuba, todo un país, una nación, unipersonal y mayestáticamente: «Estos congresistas fueron los primeros (la delegación del Caucus que visitó Cuba en el año 2000) en recibir de mi parte la disposición de Cuba para asignar un número de becas a jóvenes (estadounidenses) de bajos ingresos con el propósito de estudiar Medicina en nuestro país…» ¿Qué hay de los pobres jóvenes cubanos impedidos de estudiar medicina u otras especialidades porque no hay capacidades en las escuelas del país, y que se conoce están dedicados inconsolablemente al escapismo o pensando como escapar hacia otras tierras?
El hecho de que los siete congresistas estadounidenses visiten la isla, sin que por ello les espere una celda de castigo al regresar a su país es, por si sola, una muestra de cuanto debe superarse el gobierno cubano. Los discursos, las reflexiones no mienten. En ellos, el odio a la libertad plena del hombre es la sustancia primada. Cincuenta años es demasiado tiempo.
miércoles, 8 de abril de 2009
«Reflexión y realidad».Por:Juan Mario Rodríguez.
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