Hace 6 días que no tenemos reflexiones de Fidel Castro. La última, “Gestos que impresionan”, fue una maniobra para tratar de minar la credibilidad del flamante presidente estadounidense. Por otra parte, el pasado miércoles vimos la intervención del Presidente Raúl Castro en la Reunión Ministerial del Buró de Coordinación del MNOAL (Movimiento de Países no Alineados), en la que terminó expresando -respecto a las medidas tomadas por el Presidente Barack Obama que benefician a los cubanos que viven en los Estados Unidos y a sus familiares en Cuba- que “… no es Cuba la que tiene que hacer gestos…”, en referencia a las exigencias por parte de la administración norteña y de todos los observadores nacionales e internacionales para que La Habana corresponda de alguna manera. Cuando faltan los argumentos y las palabras, se impone muy fácilmente lo tabernario.
Los primeros cien días de Barack Obama en la Casa Blanca han sido sumamente provechosos. Por ello es catalogado como gran estratega. Según el grupo de estudios económicos, The Conference Board, la confianza del consumidor de Estados Unidos tuvo este mes su mayor alza desde el 2005. Contrariamente, los gobernantes cubanos -y sus asesores o grupo de apoyo o como quiera que nombren a quienes les ayudan a reflexionar y a dictar- decidieron aparentemente avanzar en la ruta para eternizar el diferendo Cuba-Estados Unidos que, de paso, los mantenga inamovibles, obviando las cifradas esperanzas que no pocos tienen en la normalización de las relaciones entre los dos vecinos.
La contundente respuesta a la indigna proposición de canjear a los cinco espías confesos de la Red Avispa, procesados y encarcelados en los Estados Unidos, por los valientes e inocentes prisioneros de la Primavera Negra del 2003, fue calificada por Fidel Castro de arrogante. Ellos prefieren la cárcel y eso, sencillamente, demuestra entereza.
En la reflexión “Obama y el bloqueo” Castro terminó expresando: “Vivimos tiempos nuevos. Los cambios son ineludibles. Los líderes pasan, los pueblos permanecen”. En ese sentido podemos afirmar que Cuba está fuera de órbita y, lamentablemente, muchos se percatan pero permanecen impasibles, quizás con aquel verso a flor de labios (Te absuelvo de todo menos de ti mismo…) del poema “A uno que pronto morirá”, de Walt Whitman. El difícil trance por el que pasa La Habana se debe, en buena parte, a la titánica gestión de la administración Obama.
Las palabras de Raúl Castro fueron un balde de agua fría en medio de las calurosas expectativas y opiniones destapadas por las recientes decisiones de Washington. Asi como hay amores que matan, hay gestos. Lo que está ocurriendo en la isla se asemeja a lo que se ilustra en la fábula del jubo y la jutia, en la que el reptil defiende que un bien con un mal se paga.