Hoy, 13 enero, los suecos retiran el arbolito de Navidad. Exactamente, según la costumbre, lo que hacen es tirarlo por la ventana, en medio de una fiesta que se celebra para los niños, entonando canciones sobre el final de las navidades. Los europeos consideran –al menos los alemanes- que una navidad sin nieve no es genuina.
La última semana, sin embargo, ha sido traumática para los cubanos. Una oleada de frío de América del Norte nos ha estado afectando, con record de bajas temperaturas incluido. Esta situación, según informe del Departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, continuará por algunos días.
La gente se queja de que a las bodegas y mercados (establecimientos donde adquieren los productos regulados por la libreta) no llegan alimentos para incrementar -en estos días difíciles- las raciones. Ni siquiera un panecillo extra ha ofrecido el gobierno al hambreado pueblo. Por otra parte, el pan que cuesta diez pesos escasea por falta de harina y por inoportunas roturas masivas de equipos en las panaderías. Desde la prisión capitalina Combinado del Este informaron el pasado fin de semana que las magras raciones de arroz y pan de los reclusos fueron reducidas en un 50 %.
No hay motivo para extrañezas. El Señor Presidente… ¡sí!, siquiera se dignó a felicitar personalmente a sus acólitos por el Año Nuevo o por el advenimiento de un aniversario más del triunfo de 1959. Que les digo, desde diciembre el hombre no da la cara.
Hay mucho frío este enero. ¡Cortante! Según una fuente que prefiere la frialdad del anonimato, el Partido Comunista prepara «respuestas» para supuestos estallidos de inconformidad de la población. Ayer me informaron que en el Hospital Psiquiátrico de La Habana (Mazorra) fallecieron algunos pacientes como consecuencia de las bajas temperaturas registradas en la isla los últimos días y las malas condiciones en las que sobreviven los enfermos. Las cifras ofrecidas, no obstante, difirieron (8 y 20 fallecidos).
El colectivo de Misceláneas de Cuba, desde Suecia, sentirá como propias las penas de su gente aumentadas en este frío enero. Ayer escuché a una persona que lamentaba como sigue alejado de los cubanos el espíritu navideño, con todo y que el Papa Juan Pablo II haya conseguido en su visita a Cuba en enero de 1998 que el dictador consintiera que el 25 de diciembre fuera día festivo.