lunes, 12 de abril de 2010

«Autodeterminación y aislamiento». Por Juan Mario Rodríguez.

La autodeterminación del pueblo cubano le fue conculcada en marzo de 1952. Desde esa fecha hemos estado sometidos a dos cruentas tiranías: la batistiana y la castrista. La situación política actual de la isla en el entramado internacional ha propiciado que la nueva cara del régimen esgrima una y otra vez el concepto para tratar de mantener confundidos a los interesados en el asunto cubano.
Las violaciones constantes a los derechos de la persona humana en nuestro país, devenidas en fenómeno mediático por las denuncias relacionadas con las insignes Damas de Blanco desde el 2003 y mas recientemente puestas en conocimiento global a raíz del fallecimiento por una prolongada huelga de hambre del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo, dominan la escena política nacional.

Las Damas de Blanco reunidas al terminar la marcha el pasado 28 de febrero.

La enérgica resolución de condena de la Unión Europea a la ultima dictadura de nuestro hemisferio el pasado mes de marzo, así como las exigencias de los senados de Méjico y Chile para que sean liberados los prisioneros políticos y cese la cobarde represión a los disidentes en la isla, representan las mas genuinas muestras de apoyo a los demócratas intramuros; relevantes hechos históricos que los medios nacionales, en poder de la nomenclatura, no reparan en catalogar como meras agresiones mediáticas.
Si bien el golpe de estado perpetrado por Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952 marcó la ruptura del orden democrático avalado por la Constitución de 1940, la naciente Revolución de 1959 llegó para sepultar totalmente las aspiraciones liberales de nuestro pueblo. Los paredones de fusilamiento, la clausura de periódicos, la confiscación de empresas (grandes, medianas y pequeñas), el adoctrinamiento e imposición del comunismo, las guerras hechas en otros continentes, son los argumentos empuñados por la dictadura para demostrar la supuesta autodeterminación del pueblo cubano que los demás países del mundo deben respetar.
El régimen cubano merece el aislamiento internacional. Es más, con el asesinato de Zapata, la desmedida y cobarde represión a las Damas de Blanco y la intransigencia ante los reclamos del huelguista Guillermo Fariñas, está pidiendo a gritos que así sea. “No cederemos jamás al chantaje, de ningún país o conjunto de naciones por poderosas que sean, pase lo que pase”, expresó recientemente Raúl Castro en la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), refiriéndose a la digna resolución de la Unión Europea -primera potencia comercial del mundo- y, en general, a la positiva reacción internacional contra los hechos antes mencionados, ocurridos el 23 de febrero (muerte de Zapata) y en la segunda quincena del pasado mes de marzo (actos de repudio contra las Damas de Blanco).

Las naciones miembros de instituciones internacionales como la Organización de Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otras, deben mantener la exigencia al régimen cubano para que respete los derechos humanos. El apego a lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Constitución de la Unión Europea y la Carta Democrática Interamericana debe influenciar en la toma de decisiones de nuestros amigos allende.

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