lunes, 23 de febrero de 2009

«La perniciosa aura de Junge Welt».Por:Juan Mario Rodríguez.

La edición especial del diario progre alemán Junge Welt, con motivo de la XVIII Feria Internacional del Libro Cuba 2009, es totalmente repelente. Ella la obtuve en la visita realizada el sábado 14 de febrero al recinto ferial ubicado en la celebérrima Fortaleza San Carlos de La Cabaña, en La Habana.

La publicación, fundada en 1947, pretende, con una carga enorme de politización izquierdista, venderle al mundo una realidad cubana muy distante de la que se vive en la isla, y que aparece reflejada, según el Editorial de la citada edición, «en casi todos los periódicos alemanes, pero no en este». Quien afirma, no obstante, es Peter Steiniger, uno de los redactores. A los amigos, opinó, «les une un fin común».

El director general de Junge Welt, Dietmar Koschmieder, en el artículo «Sobre el diario», confiesa que «es el único diario de alcance nacional que tiene un enfoque marxista» y que por segunda ocasión han tenido la oportunidad de presentarse en una edición especial en español, fortaleciendo con ello las relaciones con Cuba, «que ya tienen una larga historia».

Es procedente aclarar que cuando el director y compañía hablan sobre Cuba, se están refiriendo al gobierno cubano y no al pueblo, ese que sufre las penurias por seguir después de 50 años desgobernados por un grupito de gerontócratas que han aplicado - en esta ya demasiado larga noche- métodos de gobierno marxistas-leninistas, provocando la huída de millones de compatriotas que se han refugiado en toda la geografía global, incluyendo la Alemania de los camaradas de Junge Welt.

A partir de ahora el Señor Director debe también hacer acuse de mi repudio a la publicación, por y fundamentalmente por sus descalificaciones a quienes desean para Cuba lo que ellos disfrutan plenamente en Deutschland: ¡Freiheit! (Libertad). De paso, me pregunto, ¿cómo es posible que, en medio de una crisis económica que sacude a todo el mundo - dando crédito a las palabras de Herr Koschmieder cuando expresa en el propio artículo que «la lucha por la existencia (la del diario) ya se ha vuelto cotidiana» en circunstancias en las que «cada vez menos alemanes pueden permitirse leer un periódico de forma regular»- este diario todavía exista? ¿Quién es el mecenas del, a todas luces, desorbitado Junge Welt?

La edición toda deslumbra. La directora del Berliner Büro Buchmesse Havanna (Oficina de la Feria del Libro de La Habana en Berlín), Katja Klüßendorf, expresó satisfacción en su artículo «¡Presente!», porque finalmente se rompió el «boicot» que desde el 2003 el gobierno alemán realizó a la feria cubana, «achacando un supuesto “empeoramiento de la situación de los derechos humanos” en Cuba», declinando las invitaciones hasta el año 2008, en que las editoriales germanas volvieron a presentar sus títulos en la isla con la anuencia gubernamental. El «bloqueo», no obstante, fue vulnerado en el mismo 2004 gracias al empeño de 32 casas editoriales alemanas y dos suizas, una ejercitación de libertades impensable siquiera en la Cuba comunista.

<«¿Quo vadis?», de la latinoamericanista Ute Evers, fue el trabajo que inspiró este comentario, cuyo subtítulo «Sobre la imagen de la Cuba actual en la prensa alemana» nos muestra directamente en que sentido marcha Junge Welt, un verdadero libelo en el que la joven crítica se explaya contra los medios nacionales alemanes, a los que augura una futura función desinformativa «si de Cuba se trata». La señorita Evers, para que no le sirvan gato por liebre, debería acercarse a Cuba a traves de los existentes medios de información alternativa (Cubanet, Misceláneas de Cuba, Cubaencuentro, etc.) en los que escriben, desafiando la férrea censura gubernamental, periodistas independientes residentes en Cuba, o, si lo prefiere, visitar personalmente y a su cuenta la isla, y ser protagonista «del chisme en la calle», según calificó a lo informado en el reportaje «Un pueblo, siempre con un pie en la sombra», de Toni Keppeler, publicado por el semanario «Der Stern» (La Estrella).
Terminaré comentando «Pequeña Habana en Berlín», también de Peter Steiniger. Fueron dos entrevistas del reportaje las que llamaron poderosamente mi atención. La primera, realizada a Irmgard y Wolgang, dos dependientes del bar berlinés «El Cubanísimo» casados con cubanos. Ella es de Baviera y está casada con Florentino, quien vive en Berlín desde 1993. Wolfgang, de origen austriaco, casado con Miriam, escuchó que «los hermanos Castro son unas de las personas más ricas del mundo». Al respecto Steiniger sugirió: «Yo puedo disuadirlo de este cuento de hadas que fue publicado en una revista estadounidense». La segunda, es la que realizó a Reinaldo, un cubano que se casó en 1999 con Natalie apenas llegó a Alemania, aunque no especificó los motivos y la vía. Según Steiniger, Reinaldo opina que allá «publican “la misma mierda” sobre Cuba que en El Nuevo Herald y en el resto de los periódicos de Miami». «Me gustaría saber qué cambios se necesitan en Cuba con urgencia» preguntó seguidamente el patriota en la distancia. Para el final del reportaje el redactor reservó lo más bajo: «¿Seguirá la generación posterior a la de Fidel Castro el camino de la Revolución? ¿Podrá Cuba celebrar también su Aniversario 60, contrario a lo que esperan los medios de comunicación capitalistas? En esto Rei y Natalie son optimistas: “Ojalá, sí, seguramente”».
Aunque «no es solo información lo que los hombres necesitan», como expresara Charles Wright Mills, la trascendencia de Junge Welt y su misión estructuralista respecto a la derecha es una nota de alerta para todos. El hecho de que la prensa seria de Alemania aborda objetivamente el terrible caso cubano es toda una revelación para los cubanos que vivimos en Cuba y para los buenos cubanos que sufren el exilio. ¡Enhorabuena!

1 comentario:

  1. Estimado compañero Juan Mario:
    Gracias por su sugerencia de consultar los medios que usted me propone y mejorar mis conocimientos acerca de Cuba a través de dichas revistas además de recomendarme de visitar la Isla en cuestión. Tomaré de manera muy agradecida nota de sus consejos.
    Con un saludo revolucionario: Siempre agradecida: la Señorita Evers

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