martes, 9 de noviembre de 2010

«Revelaciones mediáticas acerca del nazismo y el estalinismo».

El 27 de noviembre de 1925 el diario The New York Times publicó un artículo que en ese momento no recibió la atención que merecía. En el se comentaba sobre la existencia de una nueva organización política establecida en Alemania , el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (Nazi), liderado por Adolf Hitler, figura que, aunque le superaba, era comparable con la del «gran hombre» que fue Lenin, según palabras del futuro Ministro de Propaganda e Información de la organización, el Dr. Joseph Paul Goebbels. El Dr. Goebbels insistía en las tribunas, como vocero del partido, en la creencia de que Lenin y Hitler eran comparables.
Mientras José Stalin asesinaba a millones de sus compatriotas en la década del treinta del pasado siglo, Hitler observaba y aprehendía el método de aniquilar efectivamente a muchas personas, que posteriormente llevaría a la práctica con el holocausto. Los vínculos entre los dos «monstruos totalitarios» se estrecharon con la firma en Moscú del pacto de no agresión germano-soviético en la madrugada del 23 de agosto de 1939. El acuerdo contemplaba también la repartición de Europa.
En 1940 el Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, Viacheslav Molotov, visitó en Berlín a Hitler para discutir el orden mundial de la posguerra. Al dirigirse de regreso al Soviet Supremo en el Kremlin, declaró que luchar contra la ideología nazi era un delito, voluntad que se publicó en los principales diarios del país. Esa y otra muchas declaraciones pro nazis del gobierno de Stalin desaparecieron de las librerías y bibliotecas públicas.
La glasnost emprendida por Mijaíl Gorbachov sacó a la luz todas estas y otras informaciones de la infausta era que comenzó con el ascenso de los bolcheviques al poder, dirigidos por el siniestro Vladimir Ilich Ulianov. Con esos paradigmas son incomprensibles y vergonzosas las faenas de los comunistas contemporáneos. El Primer Mundo, así como el resto de occidente, no deberían ladear la mirada ante la amenaza latente de los comunistas.

Fuente: La historia soviética, film de Edvins Snore.

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