Hace apenas tres años la bloguera Yoani Sánchez y el sicólogo Guillermo Fariñas no pensaron en trascender internacionalmente como realmente ha sucedido a estos cubanos. Ella fue seleccionada por la prestigiosa revista Time como una de las cien personalidades mas influyentes en el mundo en el 2008 y el ha sido galardonado con el Premio Andrei Sajarov 2010 del Parlamento Europeo por la defensa de los derechos de sus coterráneos.
El régimen comunista de La Habana ha correspondido a tanta dignificación con un premio off-line: la negativa de los permisos de salida del país para que nuestros colegas viajasen a recoger sus respectivos premios y, de paso, denunciasen los atropellos que se cometen en la isla en nombre de la «autodeterminación de los pueblos».
El pasado 10 de diciembre decenas de opositores y disidentes fueron reprimidos por los esbirros del tremebundo Departamento de Seguridad del Estado (DSE) para que tampoco celebraran el Día Internacional de los Derechos Humanos. Ya conocemos que la filosofía de los violadores comunistas de la isla es que las calles son de los revolucionarios, como las universidades y todo lo que encierra la centralización.
Así han pasado ya cincuenta años y parece que pasarán otros cincuenta como consecuencia de la desidia o mala voluntad de no pocos. Se trata de violaciones de derechos fundamentales a seres que están recogidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), entidad de la que Cuba es miembro fundador y actualmente vicepresidente de la Comisión de Derechos Humanos.
¡Todo un sainete! Los acusados con las manos ensangrentadas se desternillan cínicamente en el asiento.
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