lunes, 10 de agosto de 2009

«Ansias de justificación».Por Juan Mario Rodríguez.

La construcción del comunismo es una tarea realmente sobrehumana. Después de cincuenta años de intento, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba expresó el 26 de julio pasado que ahora “…se trata de definir con la más amplia participación popular la sociedad socialista que aspiramos y podemos construir…”. Esa fue, realmente, una exhortación nauseabunda que mueve a un cuestionamiento lógico: ¿Cómo se define a lo realizado durante las últimas cinco décadas en la isla? Utopía, viene a ser la respuesta que ocupe en nuestro pensamiento el lugar cimero. Nada nuevo.



Graffitti en el reparto El Rosario, municipio Arroyo Naranjo.


Lo novedoso resulta el cinismo conque una y otra vez el discurso de la nomenclatura habanera se amolda a las situaciones internas y externas para justificar los errores cometidos y alentar a las masas a continuar con el fallido proceso que conduce ineludiblemente al abono.
“En alguna medida, el nuevo giro en la ideología cubana, desde la edificación nacional al comunismo continental, hoy como escribiera el profesor Irving Louis Horowitz en El Comunismo Cubano (1967), representa la política de la desesperación”.
Desesperación marcada fundamentalmente por los efectos de la crisis económica global que ha obligado al gobierno cubano a reconocer la ineficiencia fiscal de la nación, sustituyendo al Ministerio de Auditoria y Control por la altisonante Contraloría General de la República.
En el Tercer Período Ordinario de Sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular Raúl Castro dijo que a el no eligieron Presidente “para restaurar el capitalismo en Cuba…”.
Un funcionario del Partido Comunista de China, le ratificó hace unos años al periodista Andrés Oppenheimer que su país no había abandonado el camino del comunismo, pero “el comunismo, expresó gravemente el señor Hong, debe darse en una sociedad que ya alcanzó el bienestar material”.
Esas diferencias “ideológicas” son las que definen a las creciente y decadente economías de China y Cuba respectivamente.
Alexander Yakolev, ex embajador de la URSS en Canadá y probablemente el principal consejero e ideólogo de Gorbachov, sentenció en entrevista concedida al periodista y escritor Carlos Alberto Montaner que el comunismo fracasó porque no se adaptaba a la naturaleza humana. Estos primeros cincuenta años de Revolución cubana no descalifican tal aseveración.

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