martes, 24 de agosto de 2010

«Cuba y la crónica roja». Por Juan Mario Rodríguez.

También llamada nota roja, este género periodístico es también para los castristas la «catarsis elemental» a que se refirió Carlos Monsiváis, con la particularidad de que estos la realizan a costa de las afectaciones que sufren otros, ya sean los estadounidenses o los europeos, por mencionar a los blancos mas frecuentes.

Orbe, el semanario internacional de la agencia comunista Prensa Latina (PL, agencia informativa latinoamericana s.a.) publicó en el número de la semana del 21 al 27 de agosto de 2010 una detallada nota sobre un tiroteo ocurrido en una boda en Nueva York, Estados Unidos, en el que perecieron cuatro personas y tres resultaron heridas.

Las crónicas y notas rojas desparecieron del ámbito nacional cubano cuando los diarios y revistas libres fueron clausurados por la «Revolución», después de 1959. Fueron esos medios (Diario de la Marina, las revistas Bohemia y Carteles, etc.) los mismos que coadyuvaron a la toma de conciencia del pueblo para que repudiara los crímenes de las sangrientas tiranías, el matonismo, la corrupción y la explotación de obreros y campesinos en la joven república.

La planificación totalitaria del régimen naciente en 1959 contempló la anulación de los mecanismos democráticos en la isla, incluyendo el llamado cuarto poder, en franca violación de lo establecido por la avanzada y equilibrada Constitución de 1940. En el Artículo 33 consta que «(…) no se podrá ocupar ni impedir el uso y disfrute de los locales, equipos o instrumentos que utilice el órgano de publicidad de que se trate, salvo por responsabilidad civil».

La radio y la televisión «revolucionaria» suplieron a la prensa escrita en el rol de comunicadores de los hechos de violencia que suceden en Cuba. Los espacios mas recordados son los televisivos Sector 40 en los años 70 y Su propia guerra en los 90 del pasado siglo. En la actualidad, la televisión cubana ofrece el programa dominical Tras la huella, que ha estado revelando algunos de los crímenes más horrendos perpetrados intramuros.

Un hecho inusual ocurrió el pasado año cuando circularon clandestinamente en el país videos y fotos de asesinatos cometidos en varias provincias, incluyendo a la Ciudad de La Habana, materiales que aparentemente se filtraron de los archivos de la Policía Nacional Revolucionaria. Entre ellos, las imágenes de un adolescente que recibió una puñalada de un compañero de clases en una escuela del reparto capitalino La Lisa.

Los periodistas mejicanos Carlos Marín y Vicente Leñero expresaron en el prestigioso Manual de Periodismo (La Habana, 1990) que «la crónica es el antecedente directo del periodismo actual». La contemporaneidad cubana es la negación de esa magistral definición.

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