martes, 24 de agosto de 2010

«Entre eternidad y Europa». Por Juan Mario Rodríguez.

Ayer hice un descubrimiento tremendo. Consultando el Diccionario del pensamiento martiano (La Habana, 2004), un trabajo del Profesor Ramiro Valdés Galarraga, me percaté de que en el texto no está incluido ningún epígrafe, ni cita alguna, relacionados con el vocablo ética.

Analizando el significado que le atribuye la lengua española a esta palabra, así como la definición de que es una ciencia normativa de carácter filosófico, y tomando en cuenta la relevancia histórica de la obra martiana, entendemos que nuestro héroe nacional fue un fiel exponente de los principios éticos enunciados en el utilitarismo.

Es muy curioso que la obra en cuestión obvie o trate de distanciar a Martí precisamente de la ética. «Sintetizar la idea martiana fue siempre una constante en mis proyectos, pero esta idea no era de fácil ejecución», escribió a modo de introducción el autor. Como vemos, la supuesta constante derivó en una especie de ente mutilado.

Lo que se esconde detrás de todas la omisiones del Diccionario… es la voluntad de desinformar. La manipulación de la vida y obra de Martí ha sido una de las constantes del proyecto castrista. Ello atañe también, en buena medida, a Valdés Galarraga, quien desempeñó diversos cargos en el Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR) del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

A Immanuel Kant, considerado por no pocos como el pensador mas influyente de la era moderna, le adjudican que «en términos legales, un hombre es culpable cuando viola los derechos de otro. En ética, lo es solo con que piense hacerlo». El Diccionario del pensamiento martiano se precia de que ética no aparezca entre palabras mayores como son eternidad y Europa.

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